Lo que yo recomiendo para poder disfrutar a tope del buen
clima es un crucerito con los colegas para ver y disfrutar de mogollón de
cosas.
Os contaré un poco el crucero que me hice yo hace unos
meses, para que veáis que no hace falta un calor asfixiante para poder
disfrutar del mar y de la mejor compañía, y sobre todo para estar de fiesta en
un barco, que aunque no sea como ir a Pacha, pero te lo pasas bien mientras va
s
de viaje a algún lugar.
El viaje que hicimos nosotros fue con un barco de los esos
en los que te pierdes sin querer.
La historia comienza por una bobada, la típica frase o
apuesta estúpida, lo nuestro fue más o menos una apuesta, todos decidimos que
si conseguíamos un trabajo de verano nos íbamos a hacer un crucero por las
islas italianas, y así fue.
El viaje fue una pasada el barco tenía de todo lo que os
pudieseis imaginar, las habitaciones eran muy amplias, y las camas bastantes
cómodas.
Lo primero que hicimos nada más dejar las maletas fue
acercarnos a la sala de recreativos y hacer un poco el bobo, pero como nos
cansamos un poco rápido decidimos ir a darnos un baño a la piscina para hacer tiempo antes de
llegar a la primera isla.
Cuando llegamos a la primera isla, Sicilia, los guías nos
enseñaron todo lo que había en la isla interesante, que para mí no había gran
cosa.
A la noche llegamos al barco y fuimos a cambiarnos al
camarote para ir a cenar al restaurante, y naturalmente después de cenar nos
dimos una vueltecilla por la cubierta y nos fuimos a dormir directamente.
Al día siguiente fuimos a pasar el día a Malta, que para lo
pequeña que es nos dejaron bastante tiempo, casi me la conozco de memoria y eso
que solo estuvimos un día.
Bueno pero luego subimos al barco para ponernos rumbo a la
siguiente isla pero pasando un buen rato en el barco, así que nos decidimos por
ir a tomar algo al bar del barco y ver un poco la zona de los bares, en
concreto uno con música en directo que estaba bien.
Luego por la noche decidimos ir a probar el buffet y la
verdad es que no solo había muchísimos platos para escoger si no que estaba
todo muy bueno.
Y lo más sorprendente fu
e cuando dando una vuelta por el
barco pasamos por delante de una sala que no habíamos visto antes, y cuál fue
nuestra sorpresa cuando nos dimos cuenta de que seguramente sería la mejor sala
de todo el barco, la discoteca del barco.
La discoteca al principio pensamos que no sería para tanto,
que como mucho a las 2 iban a cerrar, pero para nuestra sorpresa cerraban a las
8 de la mañana y había mucha fiesta y mucho ambiente.
Esa noche fue seguramente la mejor de todas las que pasé en
el barco, y así fue hasta que por fin visitamos la tercera isla, que entre el
cansancio y la resaca no había demasiadas ganas de andar así que nos fuimos
directos al camarote para descansar y repetir la experiencia a la noche.
Por eso os digo que la fiesta en un crucero está muy bien, y
que no solo es para gente mayor con hijos, también para gente más joven con
ganas de pasarlo bien en el mar.
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